Las malas lenguas

jueves, 23 de septiembre de 2021

El próximo alcalde de Madrid será chino

En principio, los chinos en Madrid eran una anécdota y solo tenían restaurantes. Para un provinciano en los años setenta era una novedad muy exótica ir a Madrid y comer en un chino rollito de primavera y aletas de tiburón y aquello de que no pusieran pan, porque el llamado “pan chino” era un dulce, que solo lo pedían los ingenuos. Ha llovido mucho desde entonces y ahora hay muchos menos restaurantes chinos, lo que no significa que haya menos chinos en absoluto, solo que se han diversificado. Comenzaron con las tiendas de alimentación; esos 24 horas en los que se vende prácticamente de todo y que se prodigaron de tal modo, que, a día de hoy, se puede decir que hay uno de estos negocios por habitante, aunque igual aquí que en otra ciudad de España. La peculiaridad por estos pagos es que se van encargando de todas las ramas del comercio: tiendas de moda, peluquerías y bares castizos, de los que sirven bocatas de calamares y callos a la madrileña. Si vas a uno de estos bares por Atocha, encontrarás una china muy chulapa que te pregunta: -Hola, guapa, ¿qué vas a tomal? Y luego te tira una caña formidable con sus dedos de espumita suave, que ni en la Cruz Blanca: -Aquí tienes el apelitivo, caliño. Esta chica es de las que todavía habla con la “ele”, pero también las hay con un acento chulapo que dejarían pasmado a Carlos Arniches: chinas pijas de calle Serrano, que no desmerecen a las autóctonas, porque lo son también. Fueron esas niñas adoptadas por familias de posibles, que han echado los dientes en la Villa y no conocen Pekín: -O sea, tía, o sea, en plan de que Borja lo ha petado en Instagram…¿nos hacemos un vermú? A estas alturas, en Madrid, hay chinos en todos los estatus y en todos los oficios, incluso sin oficio. Eso, de veras, que es un asunto singularísimo, del que es pionera la capital. Hoy he visto a un chino a la puerta del supermercado Día pidiendo limosna ¿cómo es posible? ¿No va eso contra los principios del ideario chino? Estaba prácticamente tendido en el suelo y, cuando me acerqué a darle una moneda, comprobé por su mirada errática y su sonrisa desdentadísima, que era un yonqui. He visto chinos ya de todas las clases, pero un chino yonqui ¿qué es eso? Lo que se entiende por esta experiencia es que los chinos están tan integrados en la españolidad que ya no son extranjeros. Aun queda por llegar el político, pero no me extrañará que llegue y con éxito. Ellos todo lo aprenden y lo llevan a cabo en cualquier sector. No es aventurada esta profecía y recordadlo cuando suceda: el próximo alcalde de Madrid será chino.

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